Lo siento mucho, te juro que ha sido si querer.
No sé qué ataque de risa nos dio el otro día en el salón, pero seguro que tenía que ver con pedos, música neurocientífica y la razón de por qué nuestra pequeña ya no puede jugar en la NBA, porque imagínate que sale Piscis.
Te quiero mucho, y estoy deseando empezar esta nueva aventura contigo. Aunque te empeñes en romper la pistola de la cinta de embalar, sí, incluso con eso.
De día viviré pensando en tu sonrisa.
De noche las estrellas me acompañarán.
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