Creo que se ha convertido en una de mis cosas favoritas que hacer cuando salgo de trabajar. Llamarte y conducir mientras vuelvo a casa, hablando de cosas irrelevantes, contando las gotitas en el cristal, diciéndote los progresos que he hecho con esto de lidiar con la ansiedad, y sentir que me acompañas en los diez minutos que me separan del trabajo.
Te quiero mucho, titi.
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