Nota: esto no lo escribí el 31 de diciembre de 2024, sino casi un mes más tarde, en casa, porque no sé qué estaría haciendo a estas horas el 31 de diciembre de 2024, pero no tenía el ordenador cerca. Posiblemente estuviese llorando a moco tendido, que es lo que me he pasado haciendo todas las Navidades, porque soy un saquito de hormonas y emociones. Y que conste que esto lo digo con toda la ternura del mundo, me despierto mucha ternura cuando lloro.
Make me bleed if you need to confirm that is something I can do, and I'll paint it red.
Menudo viaje ha sido 2024. En todos los sentidos.
Para empezar, no pasé por aquí hasta mayo, y todo fue para hacer una recapitulación del año 2024 hasta la fecha con cierta premura. No obstante, hay cosas que se mantienen, como que estoy leyendo mucho, y que en este año he tenido la suerte de encontrar algunos títulos que me han apasionado y me han devuelto la ilusión por leer y escribir fantasía, que al fin y al cabo es una de las cosas que más disfruto en esta vida.
Recuerdo escribir lo triste que estaba en mayo, apenas una semana de que ocurriese lo más bello, lo más hermoso, lo más me-faltan-adjetivos-para-describirte. Pasaste. Estás pasando ahora, que te noto moverte, y llevas pasando desde algún día del último tercio de mayo. Yo lloraba por ti en marzo, me lamentaba porque no podía tenerte, y de repente estás aquí, casi aquí. Tienes casi más ropa que yo, hay más de tres cosas con tu nombre, las cajas se amontonan en aquella habitación que ha sido de tantos y que será de tantos otros (pero especialmente de las Ñiñas y de Clare). Estoy severamente acojonada porque puedes llegar en cualquier momento, pero al mismo tiempo estoy tan emocionada que no sé gestionar emociones tan grandes. Hay tantas, tantas personas esperando conocerte, tantas personas que ya te quieren sin saber de qué color son tus ojos, que quieren abrazarte, darte besos, hablar contigo... y claro, luego estamos papá y yo.
Huh. Me he dado cuenta de que es la primera vez que le llamo papá. Pero... bueno, al fin y al cabo, es lo que somos. Tu papá y yo.
Have you been half-asleep and have you heard voices?
I heard them calling my name...
En 2024 conocí a muchos de mis bacha personalmente, volví a las montañas con mi padre y mi hermano, caminé por calles europeas con mi madre y mi hermano, comí, leí, bebí todo el té del universo, y tuve que hacerle cambios sustanciales a mi dieta porque la vida. Qué ganas tengo de volver a comer lo que yo quiera, pero ha valido la pena, por supuesto. Estoy orgullosa de cómo progresa nuestra relación, y de cómo estamos creciendo juntos. Estoy también contenta de haber sabido manejar los problemas de siempre un poquito mejor este año. Creo que he mejorado como persona, y eso ya es mucho decir, porque este año ha tenido momentos en los que me he caído francamente mal.
A lo largo de este año he estrechado más los lazos con una persona que siempre, siempre deseé que fuera muy cercana, pero que nunca había terminado de serlo. No sé por qué, la verdad, ya que yo recuerdo quererla mucho desde siempre. No obstante, tal y como nos ha cambiado la vida a las dos este año, nos hemos acercado más y más. Como ella misma decía, ya es muy complicado que nos separemos, ya que hemos iniciado una de las aventuras más apasionantes y locas de nuestra vida al mismo tiempo. No sabe nadie lo mucho que agradezco tenerla a mi lado en estos momentos. Aunque en agosto vivió una tragedia terrible; yo estuve hablando con ella apenas unas horas antes, y no recordaba la fecha exacta, pero a ella nunca se le olvidará. La quiero mucho. Y nuestro intercambio de audios diarios me da fuerzas cada mañana.
2024 trajo una nueva vista de la ría y una pared de flores rojas que, espero pronto se vea cubierta de otro color. El azul de la cocina se va, vaya que si se va. En medio de esa otra locura andamos, porque las cosas pueden hacerse de dos formas: o como las hace todo el mundo, o a nuestra manera. Todo a la vez. Porque con lo que sea, con la cabeza, si voy con lo que te doy. Nos vamos a reír toda la vida de esto, porque nos queda la anécdota para siempre.
Este año me confirmó en muchas, muchas ocasiones lo afortunada que soy, aunque a veces se me olvide y me deje arrastrar por mi versión más catastrofista. He tenido que parar un momento porque the Moon se ha vuelto a atascar en mis costillas, y no sé si tengo ganas de hacer pis o no. Me ha dado la risa. Soy afortunada, muy afortunada. Debo recordarme no dar por sentado el gran regalo que es el amor; de mi familia, de mi pareja, de mis amigos. Es algo por lo que estar agradecida todos los días.
Así que gracias, de corazón, a la vida que me ha tocado vivir.
Desde luego, este 2024 va a ser muy difícil de superar. Pero el 2025 va a ser todavía mejor.