Muchas veces me he parado a pensar en lo profundamente que me molesta la frase "las cosas llegan cuando dejas de buscarlas". No me voy a meter a matizar, pero en general no es algo con lo que me encuentre de acuerdo. Me parece una frase de azucarillo, de consuelo irritante para alguien que está en medio de un proceso de transición que, desgraciadamente, no está dando frutos. Ninguna de las cosas que ahora nosotros tenemos apareció "cuando dejamos de buscarlas". Es más, aparecieron precisamente porque las estábamos buscando.
Lo que no imaginaba (y probablemente, tú tampoco) es que nos tomaría tan poco tiempo, como aquel que dice, encontrarlas. Es como si, por un momento, la persona con buena suerte fuese yo y no mi hermano. Me consta que hay gente a mi alrededor que lleva buscando las mismas cosas que nosotros durante más tiempo, con muchas más complicaciones, con mucho dolor y mucha fortaleza. Para nosotros ha pasado de forma fluida, aunque también hemos tenido nuestras complicaciones, pero no ha sido un proceso largo y doloroso.
En marzo estaba llorando porque no podía tener algo que ambos deseábamos con todo nuestro corazón. Aquel fue un disgusto tremendo. Es más, en marzo no fui una buena persona y no me alegré tanto como debiera cuando una muy querida amiga sí lo consiguió. Solo podía pensar en que para mí todavía no había llegado, y cómo eso alimentaba el pozo de mis inseguridades. Fue una época fructífera para ese jinn de color negro que vive en la esquina del salón.
Bueno. Pues sorpresa.
No lo pensé entonces (o no me acuerdo de pensarlo), pero en marzo seguramente no me estaba planteado moverme del sitio en el que estoy ahora.
Bueno. Pues sorpresa otra vez.
La vida, a veces, pasa cuando pasa y como pasa. Quería escribir esto para recordarme, una vez más, que somos personas increíblemente privilegiadas, afortunadas y arropadas, y que tenemos que dar gracias todos los días por nuestra vida. No "nosotros" en general, raza humana, etc. No, qué va. Nosotros. Tú y yo.
Just us, and your friend Steve!
Do-do-do-do-do-do, Steve